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Si Galicia es la tierra de los mil ríos, OURENSE es una fiel representante de la misma. Hay muchas cosas que destacar en esta ciudad, pero sin duda alguna hay un elemento que la distingue del resto, y es el agua a borbotones del Río Miño, Barbaña, Lonia etcétera, sus aguas subterráneas, sus termas … la ciudad de las Burgas, ciudad milenaria., Auriense, “la ciudad de oro”, da Ponte Vella… pero como contraste también moderna , a nova Ponte do Milenio, los diseñadores, la Torre del San Martín…Agua a borbotones, vida e ideas también a chorros, así es hoy Ourense.

martes, 3 de julio de 2012

EL RIO TAMEGA


El TAMEGA es un tesoro natural no muy conocido por GALICIA adelante. Por desgracia también hay que diferenciar dos partes...La alta por su nacimiento, al lado de ALBERGUERIA, por ahí corre bravo hasta alcanzar el valle donde late VERIN. Y a partir de esta localidad la huella del hombre se nota demasiado, tanto en sus bosques de ribera, reducidos a la minima expresion, como en la calidad de sus aguas.
 

En su recorrido de norte a sur, tanto el Tamega como su afluente, el BUBAL, confortan una entrada de 718.76 héctareas. Al norte de la pequeña ciudad de Verin queda claro que la noción de equilibrio estetico y economico es una de las claves para interpretar el paisaje. Se pueden hacer hermosas rutas de senderismo, comodos y largos que permite conocer el territorio, lugares como el valle a la altura de CASTRO DE LAZA o el monte repoblado de la iglesia de LAZA.
En las inmediaciones del Tamega existe un pequeño pero muy interesante patrimonio historicos como el castillo de MONTERREY, CASTRO DE LAZA...y capillas extrañas como la de Santa Catalina.

Si bien decir Tamega es sinonimo de "agua", no hay que olvidar que es también de arboleda. Y ahi se distinguen tres zonas bien diferenciadas. A la altura de  su nacimiento mandan los robles y los castaños. A medida que se empiezan  a descender hacen su aparicion las repobladas de pino. Y una vez que se llega al llano, el ramal que une Portugal con Laza es el reino de las especies autóctonas, alguna de ellas bien alienadas, demostrando una vez más que la actividad humana no tiene porque ser destructiva

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